Este proyecto, que se gestó en paralelo a la finalización de la urbanización Campo David, exigió enormes retos para la compañía: en medio de una de las peores crisis de la construcción en el país, que trajo consigo escasez de recursos e incremento de precios, tuvieron que iniciar un proceso de concertación con el Distrito para poder ajustar las normas urbanísticas y, así, poder construir viviendas de interés social en tan importante y céntrico sector de la ciudad.

Su estratégica ubicación, favorable acceso al comercio y a diferentes medios de transporte hicieron de este un proyecto ganador para sus compradores, con una importante valorización y un mejoramiento de su calidad de vida.